¿QUÉ COSA HAS PERDONADO EN TU CORAZÓN, QUE DIOS QUIERE QUE LO DESTRUYAS?
1º de Samuel 15: 1 – en adelante…
1º de Samuel 15: 1 – en adelante…
Muchas veces en nuestra vida dejamos entrar cosas que parecen insignificantes, como se dice popularmente pecaditos, pero que con la medida del tiempo si no hacemos algo hoy, mañana te pueden destruir espiritualmente.
Tenemos el caso del Saúl, un gran rey y respetado por todos, pero dejo en su corazón entrar algo que no iba con los mandamientos de Dios, Dios había dado una orden y el obedeció perdonando algo que Dios quería que destruyera. Esto le costo la vida y lo más importante la Salvación de el (2º de Samuel 1: 10).
Te has preguntado en algún momento ¿Qué es lo que Dios quiere que No perdones en tu vida?
¿Qué pasión desordenada hay en tu corazón?
¿Qué raíz de amargura, de odio, o de orgullo, quizás de hipocresía, soberbia puede ver aun en tu corazón?, etc. Eso solo lo sabes Tu y nadie más que Tu.
Porque muchos te pueden preguntar ¿como estas? Y daremos la típica respuesta: si muy bien…, pero que pasa en tu corazón, que en muchas de las veces esta pidiendo a gritos que lo ayuden. Pero no pides la ayuda, porque sabes que estas mal y tu conciencia no encuentra descanso, porque ya no puedes ni ir ante la presencia de Dios por el peso de la culpa de tu pecado. ¿Parecía algo sencillo cierto? Pero ahora te sientes débil, has dejado entrar a tu corazón la cobardía y no puedes vencer algo que al principio te parecía insignificante, pero que ahora te esta llevando a una ruina espiritual.
El rey Salomón escribe sobre una pequeña araña (Prov. 30: 28), que siendo tan pequeña ingresa a lugares muy especiales, que son bastantes cuidados, como palacios.
Este Palacio es tu corazón, donde habita Dios, esta insignificante araña pueden ser esas cosas que están dejando que ese lugar santo se comience a contaminar, aquí me hago una pregunta: ¿Cómo entro la araña? Alguien descuido la limpieza de esa habitación, quizás dijo más tarde la limpiare, y se distrajo en otros asuntos. Esto se da cuando descuidamos las cosas de Dios por las cosas materiales.
Porque puedes ser un miembro que tiene cargo en la iglesia, puedes hablar en lenguas, puedes ser un ministro, etc. pero a veces aun hay una pequeña arañita en nuestro corazón que no nos deja tranquilos, quizás tu pastor no se de cuenta, porque somos buenos profesionales para engañar a las demás personas, pero ten en cuenta que a Dios nadie le puede engañar.
Si hay algo en tu vida espiritual que aun no has sacado, que lo tienes oculto, y que no esta bien ante los ojos de Dios, es momento de comenzar a dar una limpieza, es mejor confesar nuestros pecados, porque Dios hará prosperar nuestro camino, ningún cristiano se levanta con el deseo de pecar, pero recuerda que el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar, no le des ocasión, no le des la oportunidad de que te arrebate la salvación que Dios te esta dando.
Debemos examinar nuestros corazones, Dios quiere que identifiquemos y salgamos a exterminar esa araña que puede estar haciendo nido en nuestro corazón, antes que ella extermine con nosotros. Porque no creo que queramos terminar como Saúl.
Nuestra meta es ser fieles a Nuestro Señor Jesucristo hasta el fin. (Apocalipsis 21: 7)
Tenemos el caso del Saúl, un gran rey y respetado por todos, pero dejo en su corazón entrar algo que no iba con los mandamientos de Dios, Dios había dado una orden y el obedeció perdonando algo que Dios quería que destruyera. Esto le costo la vida y lo más importante la Salvación de el (2º de Samuel 1: 10).
Te has preguntado en algún momento ¿Qué es lo que Dios quiere que No perdones en tu vida?
¿Qué pasión desordenada hay en tu corazón?
¿Qué raíz de amargura, de odio, o de orgullo, quizás de hipocresía, soberbia puede ver aun en tu corazón?, etc. Eso solo lo sabes Tu y nadie más que Tu.
Porque muchos te pueden preguntar ¿como estas? Y daremos la típica respuesta: si muy bien…, pero que pasa en tu corazón, que en muchas de las veces esta pidiendo a gritos que lo ayuden. Pero no pides la ayuda, porque sabes que estas mal y tu conciencia no encuentra descanso, porque ya no puedes ni ir ante la presencia de Dios por el peso de la culpa de tu pecado. ¿Parecía algo sencillo cierto? Pero ahora te sientes débil, has dejado entrar a tu corazón la cobardía y no puedes vencer algo que al principio te parecía insignificante, pero que ahora te esta llevando a una ruina espiritual.
El rey Salomón escribe sobre una pequeña araña (Prov. 30: 28), que siendo tan pequeña ingresa a lugares muy especiales, que son bastantes cuidados, como palacios.
Este Palacio es tu corazón, donde habita Dios, esta insignificante araña pueden ser esas cosas que están dejando que ese lugar santo se comience a contaminar, aquí me hago una pregunta: ¿Cómo entro la araña? Alguien descuido la limpieza de esa habitación, quizás dijo más tarde la limpiare, y se distrajo en otros asuntos. Esto se da cuando descuidamos las cosas de Dios por las cosas materiales.
Porque puedes ser un miembro que tiene cargo en la iglesia, puedes hablar en lenguas, puedes ser un ministro, etc. pero a veces aun hay una pequeña arañita en nuestro corazón que no nos deja tranquilos, quizás tu pastor no se de cuenta, porque somos buenos profesionales para engañar a las demás personas, pero ten en cuenta que a Dios nadie le puede engañar.
Si hay algo en tu vida espiritual que aun no has sacado, que lo tienes oculto, y que no esta bien ante los ojos de Dios, es momento de comenzar a dar una limpieza, es mejor confesar nuestros pecados, porque Dios hará prosperar nuestro camino, ningún cristiano se levanta con el deseo de pecar, pero recuerda que el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar, no le des ocasión, no le des la oportunidad de que te arrebate la salvación que Dios te esta dando.
Debemos examinar nuestros corazones, Dios quiere que identifiquemos y salgamos a exterminar esa araña que puede estar haciendo nido en nuestro corazón, antes que ella extermine con nosotros. Porque no creo que queramos terminar como Saúl.
Nuestra meta es ser fieles a Nuestro Señor Jesucristo hasta el fin. (Apocalipsis 21: 7)
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